domingo, 22 de enero de 2012

Juegos de borrachos.

Todo empieza a dar demasiadas vueltas, y Tara tiene que sentarse en el césped para aclararse un poco las ideas. Inspira lentamente y expira, pero el mareo sigue presente. Mira el vodka que tiene en la mano, se lo bebe de un trago, y arroja el vaso a unos matorrales.
-¡Ay!-se queja alguien- eh, ¿quién está tirando cosas por ahí?
Un chico alto de cabellos ensortijados sale de la oscuridad y se aproxima tambaleante hacia Tara. Cuando ésta consigue enfocar su cara, se da cuenta de que es Aiden.
-Lo siento-dice Tara. Aiden se sienta a su lado en la hierba- no te vi.
-No pasa nada... Estaba ahí meando-comenta Aiden entre risas- y de repente me da un vaso de plástico en la cabeza.
Ambos empiezan a reír, luego paran, se miran seriamente, y vuelven a estallar a carcajadas. Se ríen tanto que les saltan las lágrimas y se doblan en dos. Minutos después paran por falta de aliento.
-No me acuerdo ni de qué me reía- dice Aiden entre jadeos. Se tumba en el suelo y pone las manos tras la cabeza para acomodarse.
Tara se tumba a su lado. Sus cuerpos solo distan unos pocos centímetros, puede sentir el calor que emana Aiden, y quiere acercarse para sentirlo ella también.
-Cuéntame algo-le pide él.
-¿Algo cómo qué?
-Algo sobre ti.
Tara sonríe en la oscuridad.
-Bueno…a veces siento que tengo una teta más grande que la otra- le suelta.
Aiden se carcajea.
-¿Te parece gracioso?- Tara trata de hacerse la ofendida, aunque sin muchos resultados.
-No, no es eso. Es que una persona normal hubiese dicho algo como “me gusta leer” o “mi color 
favorito es el azul”, pero tú…
-No tengo un color favorito. Todos los colores son geniales.-interrumpe ella.
-¿Ves lo que te digo? Eres diferente.
-No lo soy. Soy una persona más de entre millones y millones.
-Yo pienso que eres especial.-susurra Aiden.
-Estás borracho, no sabes lo que dices.
-Eso también es verdad.-contesta él bajito, como hablando más para si mismo que para ella.
-¿Jugamos a un juego?-inquiere Tara un rato después.
-¿A cuál?
-Un juego de preguntas. Podemos preguntar lo que sea y hay que responder siempre, sea lo que sea.- Tara gira la cabeza y le mira.
-Me parece bien.
-Empiezo yo.- dice Tara. Coge aire y pregunta- ¿Eres virgen?
-No. La perdí hace ya un año o así. ¿Y tú?-pregunta él. Tara se muerde el labio y se queda en silencio-eh, no vale. Hay que responder.
-Sí, lo soy. Virgen hasta los huesos.
-No sé por qué, pero me gusta la idea…-suelta Aiden, pero al darse cuenta de lo que ha dicho cambia de tema rápidamente- Me toca. ¿Tocas algún instrumento?
-Soy toda una profesional al triángulo-bromea Tara.
-Triángulo ¿eh? Como te envidio… yo siempre quise tocarlo, pero es demasiado complejo para mí.
-Un día te dedico un concierto solo para ti. ¿Tú tocas algo?
-La guitarra. Tengo un grupo. Un día deberías venir a vernos tocar. ¿Te gusta Led Zeppelin?
Tara asiente.
-Jimmy Page es mi Dios. ¿Lees mucho?
-Lo justo y necesario. ¿Tú?
-Demasiado… Los libros me hacen soñar con los ojos abiertos, y escapar a un lugar mejor.
-¿Te has enamorado alguna vez?-Inquiere Aiden, girando la cabeza hacia ella, mirándole a los ojos.
-No lo sé. ¿Cómo estar segura? Nadie me ha explicado como funciona la cosa.
-Bueno… ya sabes. Todo el tema de las mariposas en el estómago, las chispas al rozar su piel, no dejar de pensar en esa persona…
-¿Mariposas? No sé de dónde cojones sacaron eso. Más bien son algo como abejas asesinas.
Aiden ríe.
-Me gusta como te ríes- dice Tara.
-¿Sabes esa vocecilla que suena en tu cabeza y te dice si algo está bien o mal?
-¿Oyes voces en tu cabeza? Eso hay que tratarlo- Se carcajea Tara. Aiden se une a ella- Conciencia, se llama conciencia.
-Sí, eso. Pues se ha desvanecido totalmente de mi cabeza.
-Será que estás muy borracho. ¿Cuántos dedos tengo?- Tara pone la mano entera sobre la cara de Aiden. Él empieza a hacerle cosquillas, y juntos se enzarzan en una pelea rodando por el suelo. Al fin, Aiden gana y está recostado encima de Tara, aplastando sus manos contra el suelo para que no le pueda atacar. Ambos jadean, cansados.
-Y ahora es cuando mi conciencia me diría que no lo haga.- susurra Aiden mirando fijamente a Tara, inclinándose hacia ella poco a poco.
-¿qué no hagas que?- más cerca, más cerca. Sus alientos se entrelazan. Sus narices casi se tocan.

-Besarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario